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La Fundació Rubricatus – Inauguración SAGNIER

Las Jornadas de Mayo de 1937, a veces también llamadas Sucesos de Mayo se refieren a una serie de enfrentamientos entre el 3 y el 8 de mayo de 1937 en diversos lugares de Cataluña, y centrados en la ciudad de Barcelona, en el contexto de la Guerra Civil Española.

Desde el fracaso de la rebelión militar en Barcelona en julio de 1936, la ciudad, y con ella toda la región catalana, había quedado bajo el control de las milicias obreras, especialmente del sindicato anarquista CNT-FAI, pero también del sindicato socialista UGT. Justo después de tomar el último cuartel rebelde vacío los dirigentes anarquistas se reunieron con el Presidente de la Generalitat Lluis Companys, y como resultado de esta reunión se constituyó el Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña, el verdadero gobierno de Barcelona y Cataluña, donde estaban representados la mayoría de los partidos del Front d’Esquerres (el nombre del Frente Popular en Cataluña). La Generalitat y el gobierno central habían perdido toda libertad de acción y asistían pasivamente a la revolución que se estaba produciendo en Cataluña y que se extendía a Aragón. Las industrias fueron colectivizadas, pero siempre existía el mismo problema cuando las peticiones de préstamos a los bancos (colectivizados, pero bajo control de los comunistas y del Gobierno) eran denegadas debido a que estas industrias no estaban supervisadas por la Generalitat[2] En octubre el Comité se disolvió y sus miembros pasaron a ser consejeros del gobierno de la Generalitat de Cataluña. Pero las Patrullas de Control (cuerpo revolucionario de carácter represivo y controlado por la CNT -FAI) continuaron su política de terror libremente, ante la incapacidad del gobierno catalán de controlarlas.

Mujeres de la Revolución Española (2 de 3)

Figura inolvidable de las comunidades anarquista y sindicalista, Federico Arcos (1920-2015) era conocido por su generosidad y el compromiso inquebrantable con el que perseguía sus ideales. Los amigos de la Colección Labadie también recuerdan a Arcos como benefactor y coleccionista durante mucho tiempo. Federico y su esposa Pura conservaron en su casa de Windsor (Canadá) una importante biblioteca de libros, periódicos y archivos anarquistas que nunca dejó de impresionar a sus numerosos invitados.

Entre los muchos objetos que Arcos donó posteriormente a la Colección Labadie, se encontraba la maleta de Emma Goldman. Arcos también legó a la Colección Labadie sus documentos personales, que ya han sido inventariados.

Arcos nació en Barcelona en 1920. A través de su participación en las Juventudes Libertarias, en la CNT y en el grupo juvenil anarquista Quijotes del ideal -que ayudó a formar-, Arcos luchó con los anarquistas contra el movimiento fascista español. Exiliado en Francia en febrero de 1939 y detenido en los campos de Barcares y Argeles, la dedicación de Arcos a la resistencia antifranquista no decayó. Su periplo a lo largo de los años 40 le llevó de nuevo a España, luego a Marruecos y a Francia, hasta que se instaló en Ontario, Canadá, en 1952. [1]

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Dentro de los movimientos anarquistas y anarcosindicalistas españoles había tres puntos de vista distintos sobre la cuestión de la guerra y la revolución. El primero, probablemente la opinión mayoritaria, era que la guerra terminaría en cuestión de semanas, después de todo, unos pocos días habían sido suficientes para derrotar al ejército en Barcelona y otros centros industriales, y que la revolución social y el Comunismo Libertario, tal como se debatió y adoptó en el congreso nacional de la CNT en Zaragoza en febrero, cinco meses antes, era un aspecto inseparable de la lucha contra la opresión económica y social. Por lo tanto, el movimiento debía proceder inmediatamente a la socialización de las fábricas, de la tierra y de sus comunidades.

La segunda posición era la de los miembros de los comités regionales, nacionales y peninsulares de la CNT-FAI, los llamados «notables», titulares de cargos como Horacio Prieto, Mariano Rodríguez, Federica Montseny, Diego Abad de Santillán, García Oliver, etc. Preveían una guerra larga y se oponían a implantar el comunismo libertario hasta que la guerra estuviera ganada. En su lugar, optaron por alianzas comprometedoras con los partidos burgueses republicanos, catalanistas y estalinistas.

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El siguiente extracto de ¡Pistoleros! Crónicas de Farquhar McHarg 3:1920-1924 se refiere a un ficticio tribunal de honor -junta de arbitraje de miembros de la CNT- que juzga a Federica Montseny y a su marido, Germinal Esgleas, por traición, prevaricación y -entre otras cosas- por complicidad en un complot de asesinato contra los militantes de la CNT Joaquín Ascaso y Antonio Ortíz, ambos figuras fundamentales del anarquista Consejo Regional de Defensa de Aragón (diciembre de 1936-agosto de 1937).

«Para los que no lo sepan, permítanme que les cuente algunos detalles de la trayectoria de este señor. Germinal Esgleas Jaume, de 73 años, catalán de Malgrat, pasó su primera infancia en el Marruecos español, donde los rebeldes tribales asesinaron a su padre y a su hermano durante el levantamiento del Rif. Esgleas fue el único superviviente. En 1919, su madre lo llevó de vuelta a Calella, el hogar de la familia, a unos cincuenta kilómetros al norte de Barcelona, donde encontró empleo en la industria textil, y donde se unió a la CNT. En 1920, el joven de 17 años había sido elegido secretario del Sindicato General de Industrias local y, en 1923, era una figura consolidada en el sindicato, habiendo sido puesto bajo el ala de Juan García Oliver, quien lo propuso, sin éxito, para el puesto de secretario regional de la CNT catalana.